La degeneración de un proyecto, en su punto final

Otra derrota más de los de Julen Lopetegui en la presente temporada, esta vez contra el Atlético de Madrid, dando la sensación de que es incapaz de imponerse a cualquier rival de toda clase y condición, equipos que pelean por la permanencia, equipos que están en mitad de tabla y aquellos conjuntos que luchan por las competiciones europeas y el campeonato liguero. En otras palabras, un equipo con una dinámica anticompetitiva.

Otro partido más, otro encuentro más, un Sevilla sin recursos, apático, bloqueado mentalmente e instalado en la frustración, es derrotado por el Atlético de Madrid en el Sánchez Pizjuán por 0 - 2, una catástrofe.

Lo peor de todo, es que más allá de análisis, las sensaciones que transmite el equipo, conformistas con el resultado, sin capacidad de reacción ante los goles y que ni siquiera a falta de un nivel de juego aceptable, son capaces de hacer un buen partido por puro empuje, no son para nada halagüeñas. Y la gran demanda del sevillismo, es que no es algo de esta temporada, sino que también era la tónica general en la pasada temporada. Hoy más que nunca uno se da cuenta de como el árbol (los resultados) a algunos, no se si inocentes o que no querían aceptarlo, les impedían ver el bosque (la situación general del equipo).

En el día de ayer, Lopetegui compuso al equipo inicialmente, con una línea defensiva experimental, aparte del habitual Bono, con Rekik y Carmona de laterales, además de Nianzou y Kike Salas como pareja de centrales. En el centro del campo, Gudelj y Delaney eran los que intentaban dar equilibrio al equipo ante la ausencia de Fernando, junto a una línea de mediapuntas conformada por Óliver Torres, Isco y Lamela. En punta y como novedad, Kasper Dolberg.

El Sevilla, con los mismos problemas que los anteriores partidos y la anterior temporada, con una nula presión tras pérdida, incapaz de imponer un ritmo alto al partido, que desordenara al Atlético, quién estaba muy cómodo, en bloque bajo e intentando aprovechar los espacios que dejaba el Sevilla F.C. el cuál no era capaz de cortar los contragolpes y ordenarse. 

Esta vez, poca influencia de los laterales que no aportaron el desborde necesario, Isco y Óliver no tuvieron influencia en la creación y ejecución de las jugadas, además de Dolberg que no pudo aportar en el juego de espaldas, en los apoyos, ni en el juego dentro del área. Se notaba mucho la inexperiencia de la zaga donde tanto Nianzou como Kike Salas con mucha tibieza y falta de contundencia en su radio de acción defensivo.

Lo más llamativo, los cambios, Rakitic (como de costumbre) no supuso un cambio de mentalidad en el equipo o más disparos a portería dadas sus cualidades como ejecutor, Jesús Navas  a día de hoy no tiene el ritmo de competición y la frescura de antes para ser un autentico peligro en el desborde, al igual que el "Papu" quién en sintonía del resto del equipo adolece de la falta de soluciones que le pueden aportar el resto de compañeros ante las situaciones de bloqueo absoluto que les plantean los rivales.

En general, los mismos sintomas, la misma enfermedad y la misma falta de intervención ante ella que en la segunda parte de la temporada pasada y esta. No sabemos si un cambio radical del modelo de juego, de la propuesta, del carácter desde el banquillo, puede ser la solución, pero si que Julen no es capaz de darle la vuelta a la situación en todo tipo de escenarios. A día de hoy el único movimiento posible, es intervenir desde la difrección deportiva y con urgencia.