Humilde opinión sobre la polémica arbitral frente al Linares Deportivo
No hay que olvidar que el filial
sevillista es, sin duda alguna, uno de los equipos más jóvenes que militan en
Segunda B, por no decir el que más. Pero una cosa no quita la otra. Son
jóvenes, sí, pero por ello no malos profesionales o con el rumbo perdido, sino
todo lo contrario. Tenemos jugadores de calidad, porque sólo hay que
echar un vistazo a las convocatorias del “Sevilla grande”, donde varias son las
ocasiones que aparece un Alfonso, un Zarzana u otro jugador del filial.
Como decía, no podemos quitarles
culpas del partido nefasto del pasado domingo, pero… ¿Fueron los únicos
culpables? Por supuesto que no.
Ya lo veníamos hablando mi
compañera de sección y yo la temporada pasada. Los árbitros nunca favorecen
al filial: goles anulados, faltas incomprensibles, penaltis, tarjetas
amarillas y también rojas. ¿Por qué? ¿Qué tiene de diferencia el Sevilla
Atlético con un UCAM Murcia o un San Fernando CD? Ninguna a primera vista, a no
ser que nos centremos, nuevamente, en que se trata de un filial.
El pasado domingo, en el Jesús
Navas, pudimos ver, otra vez más, un atraco a mano armada al filial: la
expulsión de Luismi en el minuto 43. ¿Por qué? Un supuesto piscinazo. ¿Fue
así? Por supuesto que no. Lo venían agarrando desde que puso un pie en el área
rival: que si te tiro de la camiseta por aquí, que si te intento parar con el
brazo por allá… Resultado, Luismi en el suelo y el colegiado mostrándole la
segunda cartulina amarilla, porque, claro, era mucho más fácil expulsar a un
jugador del filial que pitar un penalti a su favor.
Lo curioso: minutos antes de la
expulsión a Luismi, una falta de Adri Peral sobre un futbolista del Linares. El
jugador ya tenía cartulina amarilla y bien podría haberle mostrado la segunda,
pero decidió perdonársela. ¿Una sorpresa? Desde luego, porque era la primera
que nos perdonaban desde hacía meses. Pero después llegó el jarro de agua fría
con el penalti no pitado y la expulsión de Luismi.
Los perjudicados: siempre el Sevilla
Atlético. Por eso, me pregunto, ¿alguna vez contaremos con un partido donde
el árbitro no nos perjudique tanto y nos centremos únicamente en jugar? A fin
de cuentas, para eso competimos: para jugar al fútbol. Pero hasta eso le
impiden al filial.
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