Ernesto Valverde ofreció en Lezama sus impresiones sobre el encuentro que enfrentará al Athletic y al Sevilla hoy en San Mamés en un horario intempestivo por tratarse de una jornada laboral. El técnico ha dado casi por imposible la presencia de Iñigo Martínez en la “crucial” cita de hoy, como así ha catalogado el partido.
El técnico rojiblanco no se ha mojado nada pese a tratar distintas cuestiones, ni si quiera a la hora de hablar sobre la situación actual de su equipo, que llega al choque con el conjunto hispalense en una muy buena racha, tras enlazar tres victorias seguidas. “Ahora estamos bien y queremos mantenerlo. Vamos a ver si lo podemos mantener hasta el final”, ha señalado.
Eso sí, ha asegurado que la presión de verse tan cerca de los puestos europeos, que están en manos del Athletic, pues el equipo bilbaino depende de sí mismo para acabar la liga entre los cinco primeros, es algo positivo. “La presión es necesaria para cualquier partido y cualquier situación. Quieres llegar a estas alturas sintiendo esa presión. Puede haber presión por otros motivos, pero esta es la presión que queremos todos y nos tiene que impulsar. Si no te juegas nada parece que falta algo. Hay que jugarse cosas, sobre todo por arriba”, ha expuesto.
Cuestionado sobre su rival de este jueves, un Sevilla al alza, crecido tras la llegada de José Luis Mendilibar al banquillo, no ha ocultado que “están en el mejor momento de la temporada”. “Es un equipo que en estas 30 jornadas ha estado siempre abajo, que ha salido de ahí y va a jugar una semifinal de la Europa League. Tienen muy buenos jugadores. Era irreal la situación de estar ahí abajo. Entre el partido con el Manchester United y el Villarreal hicieron nueve cambios y sacaron la eliminatoria y el partido de liga adelante. Eso habla mucho de la plantilla que tienen y del momento en el que están”.
Como no podía ser de otra manera, ha tenido muy buenas palabras para el que fuera compañero suyo en las filas del Sestao Sport: “Sabemos cómo es Mendilibar. No engaña nadie. Les ha aportado mucha tranquilidad. El equipo está confiado. Poco a poco se van viendo cosas que él les está transmitiendo, como esa agresividad en la presión tras pérdida, esa intención de apretar al equipo contrario alto, de jugar en campo rival, de ser un equipo vivo…”.