El invitado de este jueves en 'A Balón Parado' ha sido Suso
Suso ha asistido al programa del club para hablar de sus comienzos en el fútbol, el momento por el que pasa el Sevilla FC, su difícil recuperación y el rival que les espera el próximo domingo en el Camp Nou.
Si al Suso de cuatro años que soñaba con jugar en el Cádiz y salir en los periódicos le dijeran qué le depararía el futuro, ni él, que tanta confianza tenía en sí mismo para siendo tan pequeño, aireara en su clase que él iba a ser futbolista, se lo creería. Al igual que tampoco imaginaría dónde recalaría en 2020 después de que con diez años rechazara al conjunto sevillista.
Pero volviendo a la actualidad, el centrocampista es hombre nuevo. Tras recuperarse de su lesión de larga duración, el pasado fin de semana volvió a disputar los noventa minutos del encuentro contra el Elche. Sampaoli y el equipo lo necesitan y él sabe de la importancia que tiene en el juego que pide el entrenador. "Me encuentro muy bien, habiendo superado las pequeñas cositas que tenía y muy contento. Estaba frustrado por volver y tener que parar, aunque fuera poco tiempo. No podía terminar de encontrar el punto de sentirme a gusto. En los amistosos del parón me estaba encontrando bien y tuve que volver a parar ocho días. Era un tema de la pisada, que con la lesión cambió todo el mecanismo.
La temporada no ha comenzado como se esperaba, pero parecen haber dado con la tecla y el equipo, a pesar de la injusta derrota contra Osasuna, va enlazando buenos partidos. Sus actuaciones están propiciando goles y jugadas peligrosas, algo de lo que estaba careciendo el Sevilla hasta su reingreso al once. "Contra Osasuna no pudimos pasar pero fue bueno, porque competimos hasta el final y fue un punto de inflexión porque vimos que podíamos hacerlo. El otro día contra el Elche se dio un buen partido de principio a fin en todas las circunstancias, metimos tres goles y fue bastante bien.
El próximo domingo el Sevilla visitará el Camp Nou para enfrentarse al FC Barcelona, al que no ganan desde el año 2002 con Caparrós a la cabeza. Prueba de fuego en un momento delicado, pero al que el jugador sevillista no teme. "Es un momento para demostrar que estamos mejorando y que podemos competir incluso contra el Barcelona, que es el mejor equipo hoy en día".
