¿Qué es Dios? El paso de Diego Maradona por el Sevilla FC

Repaso a la etapa del "10" en el Sevilla FC, con motivo de lo que sería su 61 cumpleaños


¿Qué es Dios? Y si no hubiera una respuesta a ello, mejor, cortita y al pie: ¿quién es Dios? La pregunta que cualquier ser humano a lo largo de la historia se ha preguntado, milenios y milenios, y de la cual nunca ha encontrado una respuesta. Corría el año 1992 cuando, sin comerlo ni beberlo, aterrizaba el mismísimo Dios en tierras sevillanas para deleitarles con su magia. Válgase el símil, porque lo que aterrizó en Sevilla fue un torbellino de ilusión, esperanza, sueños y como ya he mencionado, magia. El 23 de septiembre de 1992 la ciudad recibía al dueño y señor de la pelota, el monarca del fútbol: Diego Armando Maradona. 

Llegaba desvinculándose de un cielo en el que ya fue ganador, en el que ya fue una estrella de entre muy pocas, pero la que mejor brillaba. Y llegaba con ese deleite y ese cariño a la afición desde el minuto uno, pese a sus limitaciones: "Estoy para jugar 45 minutos, pero si me apoya, el público me dará el aire que me falta". Ahí fue cuando Diego se ganó el corazón de los padres, los hijos, los abuelos, los nietos, las mamás y las abuelas, las tías… De toda la ciudad del Guadalquivir. 

Y es que a veces, hasta Dios tiene ese defecto o virtud de no ser perfecto. 15 meses de dopping le impidieron realizar lo que más le gustaba, lo que mejor se le daba: brillar con la pelota. Finalmente llegaba la oportunidad de asumir los errores y reivindicarse, de salir a su querido terreno de juego y dar alegrías a la afición. Es aquí donde comienza la breve, pero apasionante era Maradona en el Sevilla FC. Fue el Bayern Munich el encargado de ver a Diego Armando Maradona con la elástica del club de Nervión por primera vez, concretamente un 28 de septiembre de ese mismo 1992. En ese encuentro el Sevilla se llevó el gato al agua por 3 goles a 1. Un Sevilla repleto de estrellas, como lo fueron y lo son el grandísimo Bilardo, Suker o el Cholo Simeone. Comenzaba el show: los niños deleitados, arrojando bolas de papel de aluminio para que el propio Diego, en sus tan característicos calentamientos, hiciera malabares e hiciera a esos chiquitines saltar de alegría: “¡Papá, papá, Maradona ha hecho malabares con mi pelota!”. 

El culmen del “Pelusa” tuvo lugar el 19 de diciembre de 1992 ante un señor Real Madrid. Y es que es bien sabido que, con fe y esperanza, Dios lo puede todo. Y esa noche lo pudo. Una gran actuación de Diego Armando Maradona frente al equipo de la capital española permitió que los de Nervión se llevaran la victoria, ganando por 2 goles a 0 al Real Madrid de Benito Floro, con jugadores como Emilio Butragueño, Prosinecki o Fernando Hierro. Dios quiso que los sevillistas tuvieran un buen y especial regalo de navidad ese año.

La temporada 1992/93 fue un deleite para la afición sevillista, con Diego Maradona como principal responsable: el equipo quedó séptimo en la tabla y “El Pibe de Oro” marcó siete goles para el cuadro sevillista. Unos distanciamientos con la directiva hicieron que Dios abandonara el barco del conjunto andaluz bajo pesar de toda la afición rojiblanca, pero Diego siempre será recordado como lo que fue, lo que es y será: la magia del balompié.

Y es que, pese a ello, Diego Armando Maradona siempre tuvo matices en los que se unía y coincidía con total armonía con lo que es y ha sido siempre la afición sevillista: humildad, igualdad, respeto y cariño con los nuestros. Testimonios como el de Monchi, ex portero y actual director deportivo del Sevilla FC dan fe de ello: “Salimos a dar un paseo por Barcelona, y yo llevaba por aquellos entonces un reloj de imitación en mi muñeca. Al enterarse de que era una imitación, me invitó a su casa a cenar para regalarme un Cartier. Me dijo: 'ahí tienes un reloj bueno para que no tengas que ponerte uno falso'. Así era Diego, eso lo define a la perfección".

También cabe sumar el testimonio de su compañero de habitación en aquella temporada 1992/93, el delantero asturiano Ramón Suárez 'Monchu', que definía al astro argentino con el siguiente testimonio:  "Para un chaval de 23 años, vivir esa experiencia 'era lo más' porque él "lo bombardeaba a preguntas sin conocerlo de nada, pero era muy cercano, aunque a veces tuviera que mostrarse en público como alguien arisco. Siempre se portó de 10 con todos nosotros, fue un gran compañero. Recorrimos medio mundo jugando amistosos. Estuvimos en Brasil, Argentina, Turquía, Italia... y las dietas de esos viajes no nos las pagaba el Sevilla, sino Maradona de su bolsillo. Lo ves ahora y te da pena. Era malo para él como se suele decir, pero con los demás era muy generoso".

Y es que hoy el astro argentino cumpliría 61 años, y desde la web de El Sevillista queremos recordarlo como lo que fue para el club andaluz: una estrella fugaz que nos encandiló a todos con su magia y su figura, alguien que sin duda perdurará por siempre en el mundo del fútbol y que será objeto de conversación por muchísimas generaciones porque el abuelo se lo contará al nieto, y el nieto al hijo, y el hijo lo recordará con lo que le caracterizó con sus descendientes venideros. Alguien que, por suerte, tuvo el honor de vestir nuestra elástica con coraje, garra y sacrificio, y que nosotros, por suerte, pudimos ser partícipes de su encanto, gambeteo y humildad. Felicidades “Pibe de Oro”.