ANÁLISIS | Erik Lamela, el galope de Carapachay

Hace escasos minutos se hacía oficial el fichaje de Erik Lamela por el Sevilla FC

FOTO: Sevilla FC

Un fichaje “made in Monchi”, que sin duda alguna es, el “Rey Midas del Mercado”. Si es cierto que el argentino, durante las últimas temporadas no ha mostrado su mejor nivel, pero, de eso Monchi sabe latín.

Las figuras de Nasri y Éver Banega son ideales para comparar la situación en la que se encontrará el de Buenos Aires en las próximas 4 temporadas. Sevilla, capital andaluza, es el lugar idóneo para las recuperaciones futbolísticas gracias al aura de la propia ciudad y de la parroquia sevillista y también a esa esencia mágica pero misteriosa que subyace en el banquillo del Ramón Sánchez Pizjuán y que hace rescatar futbolistas con una gran calidad en los pies.

Porque, lo que se tiene de nacimiento no se pierde, sino hay que trabajarlo y recuperarlo de lesiones hasta llegar al punto álgido.

Un cambio de cromos y de estilos de juego

El intercambio de jugadores Bryan Gil-Erik Lamela va a conllevar que se pierdan características y cualidades del barbateño a la vez que se ganen por parte del argentino.

El zaguero argentino es un jugador mucho más físico a la hora de jugar, con potentes zancadas en espacios reducidos, además de cuerpear bien y recibir de espaldas para posteriormente proyectarse en ataque.

No en vano, también tiene una función de distribuidor y organizador en cuanto a las jugadas de ataque se refiere. Al ocupar asiduamente la demarcación de mediapunta, el de Buenos Aires reparte el juego de una banda a otra, inclusive ejecutando con mucha facilidad aquellos últimos pases filtrados por pasillos interiores.

Con todo esto, las principales diferencias entre uno y otro es la verticalidad que genera Bryan frente al toque y la clase de Lamela, el desparpajo frente al instinto físico y visionario del argentino.

Todo un galope argentino 

Sea como fuere, ofensivamente, el argentino tiene diferentes matices con respecto al gaditano. Prefiere no llegar hasta línea de fondo y centrar o driblar al rival, como lo hace Bryan Gil, sino trazar diagonales desde la banda derecha al pico del área frontal para aprovechar su condición de zurdo y conectar auténticos y descomunales zurriagazos al palo más lejano.

Aunque, si es cierto que repercute más en el interior que en la banda, donde recae en ciertos momentos del partido para fijar jugadores a su demarcación, abriendo espacios, y explotar asimismo una de sus cualidad, el golpeo de balón.

Si es cierto que no tiene el mismo nervio ni desparpajo que el Beatle español con el balón, pero gracias a su visión de juego, traza y ejecuta auténticos pases al espacio y de ruptura que pocos ven ni imagina en la misma realidad.

Debe retornar su trote hacia el estrellato 

Aunque las lesiones hayan lastrado su trayectoría futbolistica desde que abandonase argentino, con más de 120 partidos ausente, la energia y es trote del jugador sigue perdurando en su sangre. Tan solo tiene que encontrar el hipodromo necesario para volver a recuperar su mejor nivel y como en el mismo deporte saltar vallas, sortear rivales y ametrallar las porterias de la liga española, de la Copa del Rey y de la Champions League.