Inercias
El paso de los partidos no hace sino reafirmar que las sensaciones del momento no son un espejismo. Mediante va pasando el tiempo, cada vez se ve más claro que, por primera vez tras las caóticas idas y venidas de los últimos años, hay un proyecto de quilates.
Después del empate en Stamford Bridge ―quién diría hace años que empatar allí pudiera saber a poco― llega la hora de mantener la regularidad en el
campeonato doméstico. Ese que, al fin y al cabo, es el que pone a cada uno en
su lugar.
La pelota volverá a rodar en un Ramón Sánchez-Pizjuán que sigue vacío.
El momento de la vuelta de los aficionados a los terrenos de juego se antoja cada
vez más lejano (al menos en este país tan a la vanguardia de todo). Mientras tanto,
toca seguir viviéndolo con cada uno a su manera. Una sensación extraña, pero con la que habrá que aprender a convivir. Seguir haciendo a personas ajenas a todo
partícipes de este juego, quedará para la historia como
parte de la magia de este deporte.
Pero, en el césped, solo habrá un claro objetivo, que no es más que
la continuidad. Demostrado que esto no es ninguna ilusión, sino una realidad,
falta lo más difícil, que es conseguir una regularidad de ese estado en el
tiempo.
Empezar con buen pie era clave, pero sólo representa una pequeña parte de una larga e intensa andadura que dejará indiferente a pocos. Ya se ha visto de lo que se es capaz. La mejor versión. Ahora es el momento, de no dejar de perseguirla.
Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán | Sevilla FC - SD Eibar | 24.10.2020