Parece que fue ayer, pero han pasado ya dos meses desde la última vez que
nos vimos. Ahora, por circunstancias de la vida, los
caminos se separan.
Lo peor de las despedidas, es la
incertidumbre del retorno. Todos los cambios, incluso los más deseados, tienen
su melancolía; porque lo que dejamos detrás ya se ha convertido en una parte de
nosotros mismos.
Es la hora de dejar atrás bonitos recuerdos para seguir soñando con
nuevos horizontes. Nuevas pruebas para comprobar dónde están los límites. Sabemos
que volveremos a vernos. Pero aún no.
Mientras tanto, toca seguir viajando por
otros lugares y seguir haciendo historia. Probar cosas desconocidas, nuevas piedras
en el camino. Es un gracias más que un adiós.
Es el momento de exponer esa ambición
de seguir volando, ahora que todavía tenemos alas. Y para alzar el vuelo, es necesario
que las ganas de volar sean más fuertes que el miedo a caer.
Porque ese deseo ardiente de seguir creciendo es el único motor para caminar, aunque para ello haya que dejar atrás aquello que nos hizo ser lo que hoy somos.
Pero hay que tener presente que el estar ausente no anula el recuerdo, no
compra el olvido, ni nos borra del mapa. Ese aroma tan característico siempre
perdura en la memoria.
Quién sabe qué puede deparar el futuro. Ahora
toca darse un tiempo. Pero con la garantía de que, tarde o temprano, te
estaremos esperando. En el mismo sitio… y a la misma hora.
Se despidieron, pero en el adiós, ya
estaba la bienvenida.
Estadio Stamford Bridge | Chelsea FC – Sevilla FC |
20.10.2020
0 Comentarios