La Federación Española aún no ha propuesto un calendario, una fecha de inicio para las competiciones o un protocolo realmente seguro que ampare a las futbolistas
Fotografía: Jesús Ruiz |
En la tarde de ayer la RFEF estuvo reunida con los clubes y se puso sobre la mesa el 18 de octubre como posible fecha de inicio para las competiciones femeninas, aunque todo estará condicionado a la aprobación por parte del gobierno del Protocolo de las competiciones no profesionales.
El arrancar a mediados de octubre, y no el 5 de septiembre como estaba previsto hace unas semanas, exigiría comprimir el calendario. Una de las soluciones que da el organismo competente es dividir la Primera de 18 equipos en dos grupos (como ya pasa en Reto Iberdrola), un formato muy parecido al que había en la Superliga Femenina de hace años. Por su parte, las futbolistas abogan por jugar entre semana como solución.
Lo que sí es seguro es que habrá cuatro descensos, como ya tenía previsto la RFEF, produciéndose sólo dos ascensos provenientes de Reto. De esta forma se regresaría al formato de 16 clubes.
Otro de los temas de actualidad son los PCR que deberían pasar las futbolistas. El protocolo no deja nada claro si deberían pasar uno 72 horas antes del regreso a los entrenamientos teniendo posteriormente que presentar un informe médico previo a cada encuentro, o los test serían 72 horas antes de cada partido. De ser así, los clubes consideran que todo supondría un coste de 2 millones y medio de euros. Unos gastos que preguntaron a la RFEF si son capaces de asumir al ser la organizadora de la competición. No lo aclararon.
De esta forma, a 28 de agosto todavía no tenemos ni fecha de inicio para las competiciones (Primera iberdrola, Reto iberdrola, Primera Nacional), ni un calendario de partidos, ni un protocolo seguro para llevar a cabo el ejercicio futbolístico. Una vez más, el fútbol femenino sigue en el aire gracias a la federación.