PREVIA | Sevilla FC – Real Betis | Volver a coronarse

La Liga vuelve, y regresa con uno de los clásicos del fútbol español. 


La vida, impredecible como azarosa, nos ha deparado tiempos duros para el mundo del fútbol y para la sociedad que conocíamos hasta hace sólo unos meses. Pasado mañana, regresa lo que para muchos es uno de los mejores analgésicos para aliviar tanta incertidumbre; y de la forma más rocambolesca posible que ni el guionista más loco hubiese podido imaginar.

Quién diría hace meses, cuando la única preocupación existente era un partido más de competición europea (bendita preocupación), que el derbi de la ciudad abriría el campeonato nacional tras varios meses de pandemia mundial. Tan surrealista como cierto.

La actualidad deportiva del club, y de la gran mayoría de deportes, ha quedado relegada a un segundo plano estos meses, donde el interés general ha ido, como es lógico, a algo tan trascendental como es la salud de las personas.

Lo único reseñable, una barbacoa que sería portada en medios nacionales. Ese detalle, al menos, serviría de alivio y tranquilidad para demostrar que la cuarentena no afectó para nada a algunos estamentos, donde la vieja normalidad y la nueva normalidad no tendrían distinción posible.

Ante la excepcionalidad de la situación, era de esperar una revolución en la estructura del juego para adaptarse al momento que vivimos. Más allá de ver nuestras gradas vacías, en las jornadas que quedan para este cierre extraordinario del campeonato los equipos verán ampliada la opción de hacer cambios de jugadores, de tres a cinco. Un nuevo método que sin duda aportará distintas estrategias y opciones en el manejo de las plantillas.

La innovación se abrirá paso en el desarrollo de los partidos. Será curioso ver como se podrán crear nuevos caminos, hasta ahora desconocidos, en las disposiciones tácticas y del otro fútbol.

Por otra parte, el tono físico de los jugadores será clave en este particular tourmalet, donde tantas semanas de parón hacen más impredecible aún el momento en el que se presentarán los equipos en la vuelta a la competición.

Aún no sabemos, al estar poco acostumbrados a estas situaciones, si será la técnica la que predomine sobre el físico, o bien al revés. Por delante, muchos puntos en juego, donde puede pasar de todo.

Entre toda esta rareza y frialdad, el Real Betis se presenta en el Ramón Sánchez-Pizjuán tras romper una mala racha y vencer al Real Madrid en casa. Bien es sabido que gran parte del fútbol son las inercias, tanto positivas como negativas, la única duda es ver si el rival habrá sido capaz de mantener esa inercia después de tantos meses. Y, como es de esperar, vendrá con ganas de dar la sorpresa tras tanto tiempo esperando este momento. 

Los únicos antecedentes recientes de un derbi a puerta cerrada, los encontramos en unas circunstancias muy diferentes a las actuales. Allá por 2007, se disputaría el tramo final de partido en el Coliseum Alfonso Pérez de Getafe, también con las gradas vacías, tras el lanzamiento de un objeto en el feudo verdiblanco hacia el entonces técnico Juande Ramos. Ahora la historia es bien diferente, donde cada familia intentará vivir el partido a su manera de una forma poco habitual para lo que todos conocemos.

Rubí tendrá a disposición toda la plantilla, a excepción la baja confirmada del central Édgar González, lesionado el pasado martes durante el entrenamiento.

Lopetegui por su parte, además de la conocida baja de Gudelj por sanción, tendrá su única duda hasta última hora con el argentino Lucas Ocampos, a la espera de cómo evoluciona su lesión. Todo indica a que seguirá fiel a su idea de juego, que tan buenos resultados le dio en el primer tramo de la temporada.

Además, tendremos la oportunidad de ver cómo jugadores de las categorías inferiores buscan su hueco en el primer plantel, y más aún en tiempos donde hará falta refrescar el equipo mucho más a menudo, dada la sobrecarga de partidos.

El factor campo será a buen seguro uno de los condicionantes clave del encuentro. En un ambiente frío, donde primará lo estrictamente futbolístico, resultará muy extraño ver cómo un partido que se ha caracterizado durante décadas por esa fusión con la gente, se juega perdiendo la pasión que se transmite desde fuera. 

Muchos se preguntan cómo afectará la mentalidad de los jugadores a título individual, y más aún echando en falta esa simbiosis con la grada. Puede que sea el momento de ver más a las personas y a su grado de implicación, que a simples futbolistas. Algunos detalles, que serán reveladores de la personalidad de muchos.

Dado el alto nivel ofrecido fuera de casa, podría entenderse esa pérdida de presión de jugar sin público como algo positivo, pero al mismo tiempo, no deja de ser una ventaja para el equipo visitante, que no tendrá que soportar la natural hostilidad al visitar el estadio del eterno rival. Cuando llegue el momento, veremos hacia donde se inclina la balanza.

No queda otra que disfrutar de un momento único en la historia reciente del fútbol nacional. En tiempos de crisis mundial, al menos el fútbol comienza a ver la luz. Se presenta una gran oportunidad de liberarse de todo lo que ha pasado y mantener las expectativas de un año que apuntaba alto. Y por suerte, un caprichoso destino ha querido que sea con uno de los partidos más especiales de la competición, y sobre todo, para la ciudad y su gente. Es el momento de resarcirse y, cómo no, volver a coronarse… rey de Sevilla.

Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán | Jueves, 11 de junio de 2020  | 22.00 h.