Tras cuatro partidos consecutivos sin conocer la victoria, llega la hora de volver a encontrarse de cara al tramo final de temporada.
Con la
pérdida de la tercera plaza, llega la primera crisis desde que se reanudó la
temporada. Y no sólo en puntos, sino en sensaciones. Recuperar el estado de
forma se antoja vital para afrontar el tramo final con garantías. El momento
más importante del campeonato ha llegado. Los puntos son oro y los rivales, que
también juegan, cada vez aprietan más.
Tras un partido decepcionante que podría
haberse decantado por cualquier bando, el empate conseguido ante el Valladolid,
que incluso pudo llevarse la victoria en el tramo final, supo a poco. Era la
oportunidad idónea para descolgarse del resto de perseguidores, pero la baja
forma del equipo y un estilo de juego más que previsible hizo que se
atragantase un encuentro en el que todos habrían apostado por la victoria, incluso
antes de que se jugara.
Por otro lado, el gran rival por la
tercera plaza, el Atlético de Madrid, está aprovechando la ocasión para
aumentar la ventaja respecto a los que ahora son sus perseguidores. Tras la
victoria ante el mismo Valladolid, que supondría la pérdida por primera vez de dicho tercer puesto, llegaron dos nuevas victorias por la mínima ante el Levante y
el Alavés. Victorias por la mínima, que computan igual que las goleadas, y que
permiten a los colchoneros seguir alejándose de tres en tres.
En el ecuador de esta batería de partidos,
destaca un Villarreal que parecía descolgado este año de la pelea por las
plazas europeas, pero que tras ganar varios partidos seguidos se ha
reenganchado. Tras la escalada en la clasificación, los amarillos se encuentran
enrachados, y al término de la anterior jornada se colocaron quintos en la
tabla, a tan sólo tres puntos del que es por el momento el cuarto clasificado.
Se unen en esta lucha otros como Gefate o
Real Sociedad, aunque los txuriurdines no se encuentran en su mejor momento de
forma, pero la corta diferencia de puntos hace imposible confiarse.
Por su parte, el Leganés se presenta este
martes con la necesidad de seguir luchando por la permanencia. A nueve puntos
de la salvación, se antoja casi imposible para ellos, pero siempre que haya
partidos todos los equipos compiten hasta el final.
A pesar de este casi descenso virtual, vendrán
con la necesidad de ganar porque así es el fútbol, donde una racha de varios
partidos seguidos que aparentemente son intrascendentes, te pueden cambiar el
rumbo de una temporada tanto para bien como para mal.
El último partido clave para ellos, ante el
Celta, caería del lado celeste por la mínima. Un partido que hubiera supuesto, en
caso de ganar, acortar distancias con la permanencia a cuatro puntos en vez de a
nueve, pues el nuevo equipo de Nolito es el que ahora marca la salvación en el
decimoséptimo puesto.
El toque especial al partido lo pondrán sin
duda los jugadores que se encuentran a préstamo en el conjunto pepinero y aún
pertenecen a la disciplina nervionense. Bastantes cedidos en el mismo club,
entre los que se encuentran Juan Soriano, Bryan Gil, Roque Mesa o Amadou. Podrá
servirles de estímulo este partido para mostrar sus credenciales, si quieren
volver a tener hueco en la plantilla el próximo año.
El
último precedente entre ambos deja un disputadísimo partido en Nervión, que
terminaría en victoria por la mínima gracias a un gol de Diego Carlos. Un
encuentro lleno de tensión, que terminaría con el Sevilla encerrado en su área
y al borde del empate. Quedó demostrado que cuando se juega al filo del
alambre, a veces sale cara y otras veces sale cruz. El peligro de no sentenciar
los partidos.
Durante estas semanas, Lopetegui está dosificando la plantilla, como es lógico dada la carga de partidos. Pero esto ha dejado a la vista la diferencia abismal entre algunos miembros de la misma. El equilibrio en el rendimiento de los futbolistas es crucial para mantener enganchados a teóricos titulares y suplentes, y más aún en un momento dónde es necesaria la presencia de todos, dada la carga física. Pero hay algunos que ni están, ni se le esperan. A años luz de alcanzar la dinámica del equipo.
El técnico vasco contará con el
plantel completo excepto Franco Vázquez, que obtuvo la quinta amarilla en el
partido del pasado viernes, por lo que se perderá el partido del próximo martes
en Leganés. El propio Lopetegui, también verá el partido desde la grada al
cumplir a su vez sanción por acumulación de tarjetas amarillas.
El bloque creado por Monchi ha dejado sus
luces y sus sombras. A grandes rendimientos, se unen grandes fracasos. Lejos de
ser una plantilla amplia, no hay un nivel parejo entre unos y otros,
transformándose el equipo en uno totalmente diferente en función de quién
juegue.
Tras las buenas sensaciones que dejó Banega en Villarreal, volvió a ser de la partida ante el Valladolid. No hay que descartar Óliver Torres, tras dos partidos en el banquillo, vuelva a coger la camiseta de titular en detrimento de un Banega cuyos mejores partidos ya hemos visto.
La duda está en la delantera, donde Luuk de Jong y
En-Nesyri se repartieron minutos el último partido, por lo que está por ver
quién será titular. Unos viejos conocidos para el delantero marroquí, que se
enfrentará a los que fueron sus compañeros hasta el pasado mes de diciembre.
Conseguir una regularidad en puntos y
juego se antoja vital para despegarse de unos perseguidores que siguen
apretando, y así encarar el tramo final de temporada con mayor tranquilidad.
En el tramo clave de la temporada, la
exigencia no deja lugar a equivocaciones. La pérdida de la tercera plaza
servirá, a buen seguro, de estímulo para intentar volver a ese sitio tantas
veces ocupado a lo largo del campeonato.
Otro traspié dejaría poca capacidad de
reacción. Es la hora de volver a dejar a la vista las credenciales para estar
entre los cuatro primeros. Aún hay margen, aunque sea poco, para no pasar
apuros en el tramo final. Es la hora de reencontrarse a sí mismo, tanto en
sensaciones como en juego. Y lo que es más importante, en puntos.
Estadio Municipal de Butarque | Martes, 30
de junio de 2020 | 21.00 h.
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