Ni Carrasco, ni Castro, ni Alés, ni Guijarro, ni Carrión, ni tan siquiera Las Palmas. Este martes estarás tú solo, y enfrente nuestra historia.
¿Sientes esa rabia en tu interior? Úsala, pero no para animar a este u otro jugador, porque al final hasta ese jugador que se está vaciando esta temporada, ese que puedas pensar que se libra, ese que te serviría para futuros proyectos, se acabará marchando. Úsala, pero mientras esté el balón en juego no te acuerdes del palco. Ese directivo que se está llenando los bolsillos, que ha pisoteado sin miramientos el escudo, que ha derribado lo que costó un mundo construir se marchará también, no le queda otra. Tienes que usar tu rabia para salvar a tu equipo, a tu escudo, a tu amor desde niño.
Estoy convencido que eres plenamente consciente de lo que está en juego el martes, que no nos dejarás solo, porque al fin y al cabo siempre hemos estado solos y solo nos hemos tenido el uno al otro, el escudo a ti y tú solo has tenido al escudo. Los demás han sido amores pasajeros, que hoy se besan tus emblemas y mañana besaran otros.
De este Sevilla, el que nos han dejado, los rivales solo temen a su grada, solo temen el empuje de su gente, solo temen al Ramón Sánchez-Pizjuán volcado con los suyos, no permitas que lo que depende de nosotros se pierda. A los que están arriba hay que echarlos, a muchos de los que se pasean por el césped hay que echarlos, a los que apoyan y son cómplices de esta situación hay que echarlos, a los que tienen en su mano dar la vuelta a la situación hay que echarlos, pero tenemos en nuestra mano echarlos y que el club siga teniendo un hilo de vida. Que, como en la película "La Historia Interminable", quede una sola mota de polvo desde donde se pueda empezar de nuevo a construir el reino.
"El Sevilla no eres tú, ni yo, ni aquél... El Sevilla está muy por encima de todos nosotros" En tu mano está, en nuestras manos está. Estamos solos contra todo. El Sevilla te necesita, no le falles aunque te duela, aunque el cuerpo te pida otra cosa. Al final solo la afición salvará al escudo.
