Había que ganar en Cornellá El Prat con dos objetivos, sumar de a 3 y convencer, y con momentos de buen juego y otros de agobio, se puede decir que al fin el Sevilla (aún con la fragilidad defensiva que le caracteriza) consiguió esas dos metas. Salvado el match ball por parte de Julen Lopetegui en el que se presumía que iba a ser su último partido en el banquillo nervionense ahora solo queda despejar la duda de, ¿serán este resultado y sensaciones sostenibles en el tiempo?
Había que ganar y se hizo, esa es la lectura más cortoplacista. Intentar que el Sevilla se desatara de sus propias cadenas mentales, instalado en el derrotismo, que le hacían frágil y no le permitía gestionar bien los resultados, ya fueran a favor o en contra. Si encima sigues sumando "soldados" a la causa, mejor noticia todavía.
Es un Sevilla, el de este inicio de temporada, acostumbrado a las revoluciones en cada partido en la alineación. Lopetegui decidió que este encuentro en el RCDE Stadium no fuera una excepción. Bono en portería (como es habitual) y en la línea defensiva saltaba la sorpresa, José Ángel Carmona desplazado al lateral derecho en favor de la inclusión del canterano Kike Salas en el perfil zurdo de la pareja de centrales que formó junto a Gudelj en el perfil derecho, además de Marcos Acuña en el lateral izquierdo. En el centro del campo Fernando, el insustituible, Óliver Torres que está siendo el mejor del equipo junto a Lamela y Carmona, por fin gozaba de la confianza del técnico vasco para ser titular, además de Joan Jordán. Arriba Isco con libertad desde su sector izquierdo para intercambiarse las posiciones con En Nesiry (que caía mucho a banda) más Lamela por el sector derecho.
Un equipo, que cada partido que pasa, parece que se va alejando más y más de lo que ha sido el Sevilla de Julen Lopetegui de las últimas temporadas, esta pretemporada e inicios de este año. Desde una perspectiva global, es un Sevilla que intenta tener una circulación de balón mucho más rápida, ser más incisivos y agresivos cuando el espacio está ya generado, es decir, ser más verticales, en términos absolutos y sin balón aunque todavía existen muchos fallos (concede mucha más ocasiones que en anteriores temporadas) sí que se ve más implicación defensiva de todos los componentes del equipo. En el día de ayer esos conceptos con balón señalados anteriormente, fueron claves para hacer los 3 goles del Sevilla en el encuentro, pero esa fragilidad para saber gestionar el resultado de forma que no se sufra tanto para mantener el marcador es algo que los de Julen Lopetegui deberán ir ganando con el transcurrir de la temporada si quiere instalarse de nuevo entre los 4 primeros.
Si concretamos en jugadores puntuales, José Angel Carmona fue la estrella absoluta del encuentro desde el lateral derecho, con su agilidad, velocidad e impetú estuvo muy bien en defensa como ya es costumbre y sorprendió mucho en ataque, tanto como para marcar dos goles y dar una asistencia, es decir, que fue partícipe de los 3 goles del equipo en el partido. Consagración absoluta del canterano quien ya venía haciendo dos pretemporadas excelentes con el equipo y que parece haberse instalado al fin con los "mayores". Óliver Torres que desde un rol de organizador en la base de la jugada, dió mucha claridad a la salida de balón del equipo y le imprimió velocidad a las jugadas junto a un Isco que aunque aún está cogiendo sensaciones ya se siente líder del equipo desde 3/4 donde sus pases entrelíneas y visión de juego lo hacen muy dañinos para los rivales.
En definitiva, un partido en el cuál todavía el Sevilla sigue adoleciendo muchos males de este inicio catastrófico de temporada, pero que va despertando poco a poco, dejando de ser ese Sevilla monótono y poco resolutivo, para tener una propuesta mucho más valiente y desacomplejada.