Después de dos meses y medio desde que terminase la
temporada 21-22, anoche nuestro Sevilla FC nos dejó una imagen desoladora con
un tufo bastante malo y sensaciones que hasta el más benevolente de los aficionados
debería haber cosechado si no padece de una considerable miopía futbolera.
El equipo empezó bien, no se le puede negar que en esos
primeros treinta minutos dominó el juego, periodo en el que a los jugadores
del Valladolid aun les temblaban las piernas en su papel de recién ascendido
ante un rival de Champions que iba a debutar en su estadio ante los suyos. Pero
los fallos estrepitosos de Mir a portería y un incipiente nerviosismo en el
equipo local animaron al Valladolid a dar un pasito adelante encontrándose cada
vez más a gusto conforme iba avanzando el encuentro. Después de esos treinta minutos el nerviosismo en el Sevilla
se tornó en ansiedad y a lo largo del partido implosionó en la esquizofrenia
absoluta protagonizada por un Acuña demasiado fuera de lugar y un Ocampos que
ha cerrado ciclo en el Sevilla y al que lo mejor que podría pasar a ambas partes,
Sevilla y el jugador, sería encontrarle un buen destino para que encontrase su
mejor forma, esa que perdió hace mucho y siempre parece estar buscando recuperar
pero no llega.
No quiero pararme a personalizar en jugadores hoy, creo que
ya sabemos todos los que están señalados, que lo delanteros no son los mejores
de los últimos veinte años o que nos falta músculo y creación en el centro del
campo, y los laterales o están muertos o no están rindiendo como se esperaba, sinceramente
creo que hoy es el momento de poner el énfasis en dos parcelas importantes, la
del entrenador y la de la dirección deportiva porque son ambas responsables de la
perpetración de este equipo histérico que ha entrado en un bucle de mal juego y
que arrastra una importante crisis de gol desde la temporada pasada.
Vayamos por partes, el entrenador. Yo comprendo y estoy de acuerdo con la continuidad de Lopetegui, de hecho espero y creo que al final de temporada los resultados se darán, pero no puedo dejar de ver que parece que ha entrado en una cabezonería con el sistema de juego y vive enquistado en los mismos recursos estratégicos como si se tratara de un perro que intenta incesantemente morderse la cola. Esta obsesión por acumular centrocampistas todos iguales, salvando al Papu Gómez, es aburridísima y no se traduce en una mayor efectividad. Todos nuestros jugadores se obsesionan con no perder el balón y hacerse pases en corto asegurando, pero ninguno salvo el argentino se atreve a sacarse algo más de cara a portería, por no decir que no tiran a puerta. Por otra parte esa enemistad manifiesta que tiene al 4-4-2 le pierde completamente, pueden ustedes no estar de acuerdo conmigo, pero en nuestro estadio debería jugar con dos delanteros siempre, y delante, nada de estar atrás en otros menesteres y atorando más el juego del equipo.
Con respecto a la Dirección deportiva siempre ha tenido y
tiene mi confianza, pero vemos todos que el Sevilla necesita músculo en el centro
del campo, que ayer Fernando estaba listo en el minuto 80 y que necesita apoyo
en esa parcela. Traer a Isco a buen precio para darle gusto al entrenador me
parece bien, pero ayer vimos que le queda muchísimo trabajo para estar a un
nivel mínimo aceptable y en el Sevilla no queda tiempo porque hemos cosechado 1
punto de 6 contra rivales a los que como mínimo deberíamos haber metido 4 en la
cazuela. Y la otra parcela es la del delantero centro y si me apuran un lateral
derecho, porque Montiel no demuestra absolutamente nada al ataque siendo un lastre
con esos centros lamentables.
Ayer nos salvó de la derrota un milagro, un regalo del
portero del Valladolid que supo aprovechar Rekik, pero el equipo que es obra de
Lopetegui y de la Dirección deportiva es un equipo de frenopático y más vale
que empiecen a buscar soluciones empezando por la autocrítica y revisar sus
planteamientos porque esto pinta regular, que ya llevamos muchos años viendo fútbol
y hemos empezado la temporada continuando la caída libre de la temporada pasada
con jugadores que están completamente fuera de lugar y un entrenador que sigue
dando la misma terapia que la temporada pasada sin que el enfermo muestre mejoría.
Ayer hubo pitos en el Ramón
Sánchez Pizjuán y el próximo partido es con el Almería fuera, pero como no
traigamos una victoria, con un mísero punto o dos, nos enfrentaremos al Palanca
FC en nuestro estadio y se puede ver un numerito importante en la grada, y no,
no somos los aficionados los que estamos locos de la cabeza.
Gracias por leerme.