Partido muy serio del Sevilla en Linarejos, con un equipo con varios titulares.
A Lopetegui se le ha quedado la espina de la copa. Después del aciago empate en el derbi el pasado sábado, ha demostrado que el equipo está ilusionado en pelear por ella y lo ha hecho en los dos partidos disputados hasta la fecha. Son dos equipos muy inferiores, sí; no son resultados muy abultados, también; pero el equipo sevillista ha mostrado en ambos encuentros una gran seriedad y un gran respeto por el rival.
Lo demostró frente al Lucena y lo ha demostrado hoy frente al Linares. Con un equipo con bastantes titulares indiscutibles como Bono, Kounde o Fernando; los jugadores menos habituales debían dar un paso al frente y demostrarle a su entrenador que están ahí si los necesitan. Sergi Gómez demostró mucha seguridad durante todo el partido; Aleix Vidal y Rekik actuaron bien en los laterales, muy pendientes defensivamente; Óliver y De Jong mejoraron después de su mala actuación en el derbi; Idrissi también demostró que puede ser una buena carta por la banda, suya fue la jugada en la que el central rival se anotó en propia portería; pero hubo un jugador que brilló con luz propia en Linarejos: Óscar Rodríguez. El madrileño realizó un partido sensacional, al primer toque y, sobre todo, a balón parado; el centrocampista sevillista anotó un sensacional gol de falta directa tras una gris primera parte de todo el equipo.
Así pues, el Sevilla estará en el sorteo de dieciseisavos de la copa, con la ilusión intacta. Ya te pueden tocar equipos de primera división pero eso a Lopetegui le da igual, no hay rival pequeño. A Julen se le quedó la copa como el punto negro de una temporada de ensueño y quiere enmendar su error ganando este trofeo.