La prueba de público en los estadios

Después de varios meses, por fin una afición pudo acompañar a su equipo en un partido. 500 sevillistas han podido presenciar la final de la Supercopa en el Puskas Arena, donde la UEFA permitió la entrada de 20.000 espectadores. El aforo total es de 67.000 personas y han sido ocupados menos de un tercio de los asientos. La propia UEFA ha catalogado el evento como "prueba piloto" al ser el primer partido continental abierto al público desde marzo.

La decisión de la UEFA fue muy criticada. El entrenador del Bayern, el primer ministro de Baviera y Karácsony, alcalde de Budapest, no estaban de acuerdo con la entrada de espectadores. Por ello, los aficionados del Bayern devolvieron casi 800 entradas.

Se ofrecieron 3.000 entradas a ambos equipos, de las cuales los aficionados del Bayern hicieron uso de unas 1.000. La afición sevillista hizo uso de 500, ya que el coste de los vuelos era elevado y las medidas sanitarias húngaras eran muy restrictivas.

La UEFA también ha hecho un gran control sanitario para conseguir la seguridad de todos: gran operativo policial en las 'fan zones', uso obligatorio de mascarilla, separación entre los asientos y control de temperatura en la entrada, entre otras medidas. No obstante, en las celebraciones de goles, estas medidas se llevaron al límite y vimos algún que otro abrazo entre los seguidores de ambos equipos.