Cita final para cerrar el sueño de una noche de verano.
Por desgracia, la cita no
será a solas. Contará con un tercero en la mesa. Un rival en teoría algo más
guapo, pero eso sería juzgar por las apariencias. Sobre el papel está claro
quién es el más cualificado para llevársela. Pero al igual que sabemos quién es
el favorito en aquello que se puede medir, también se sabe quién es el favorito
en todo lo que no se puede medir ni analizar.
Como de momento no somos
robots, a veces nos olvidamos de esas sensaciones que sólo se transmiten cuando
la vemos cara a cara. Energías de las que parece que ella sigue enganchada. Algo
tan profundo que no se puede ver en fotos. Y que a todas luces transciende de
lo analizable, razonable u objetivo.
Porque aunque no sea primavera, la sangre se sigue alterando de igual forma. Esta vez quiso ser un amor de verano. Y habría que saber de brujería para darle una explicación a este hechizo.
Sevilla y Milán, dos
ciudades duales y con grandes paralelismos, se jugarán en un partido de
quilates el conseguir uno de sus anhelos más ansiados. Y no sería la primera vez para ninguno, ni mucho menos. Un
duelo de alta enjundia que paralizará hogares la noche del viernes para saber
quién se lleva el gato al agua.
Tras ganarse el derecho a pelear por ella el pasado domingo en un duelo de tú a tú ante uno de los aspirantes más temidos, llega la hora de estar
a su altura. Y es que ella no espera menos.
Lopetegui y los suyos
afianzaron la sensación de bloque que sigue transmitiendo el equipo, proyectando
todo lo que la entidad siente por esta competición. Tras repetir once inicial,
el desgaste acumulado (tanto físico como mental) provocó que el técnico vasco tuviera que realizar cambios
para refrescar el equipo. Un desgaste lógico, si vemos a quién se pretende.
Por ello, no hay que
descartar ver cambios en el equipo y que jugadores como Luuk de Jong, en alta
estima tras su gol, Munir o Gudelj tengan su oportunidad de disputar la final. En
el aire está el estado físico de Ocampos, que si se recupera de sus molestias, sin duda será de la partida.
Con la tranquilidad de haber mostrado todas las cartas siendo fiel a la propia identidad, este sueño de verano tan atípico como especial quedará retina y en algún hueco del baúl de los recuerdos. Pero aún falta el desenlance.
Enfrente estará el
contrincante con más glamour, más atractivo y que mejor sabe venderse. Una
entidad histórica en el fútbol europeo, que cuenta en su haber con un envidiable palmarés. Parece que
tiene algo más experiencia en las noches de citas como éstas. Al menos, en
teoría.
Una de las delanteras de
moda del fútbol actual acoge todo el protagonismo en el equipo italiano. Lukaku
y Lautaro, con unas cifras goleadoras que harían temer a cualquier adversario, se convirtieron recientemente en objeto de deseo de toda Europa, colmando como estrellas las portadas y las redes durante todo
este verano.
Portadas (en este caso
rojiblancas) que se aparecen ahora casi por arte de magia en algunos rincones de
nuestro tan bello (además de absurdo y oportunista) país. Un ventajismo
generado por el fracaso de los que siempre lo acaparan todo, hace que ahora se
inclinen por aquel que siempre invisibilizaron. Por ello, más allá de sobrar,
tampoco hacen falta. Pues nadie nunca facilitó
el poder conseguir nuestros objetivos. Sólo el amor propio. Porque para
querernos, ya estamos nosotros.
La farándula futbolística del globo espera que el
equipo de moda se lleve ese trofeo, para algunos de metal, y que para otros cobra
vida. Pero no cuentan con los pequeños detalles. Esa conexión que a veces se
activa, y que es sólo cosa de dos. El fútbol como una metáfora de la vida.
Donde la más guapa no siempre se va con el más guapo, aunque todos esperen que
acabe con él.
Puede que hasta vaya en contra de lo natural. Que sea sorprendente. Y habrá quién le diga que no le pega estar tan enganchada con alguien así. Pero lo que para muchos parece natural, no siempre coincide con lo que termina ocurriendo. Porque ahí no entra la lógica.
Esa siempre inalcanzable a
la que antes ni se aspiraba, ahora se convierte en habitual. Puede que hasta se
sorprenda por ver cómo ha cambiado aquel que conoció por primera vez hace
catorce años. Ahora ya es un hombre.
Quién le diría que
terminaría pasando tantas noches con él. Con ese por aquel entonces desconocido que terminaría descubriéndose en los mejores escenarios. Y es que la vida da muchas vueltas. Y, por fortuna, parece que ambos apuestan por
una noche más.
Una cita que saldrá como tenga que salir. Nos dará largas por primera vez, o no. O puede que hasta se haga de día en su cama de nuevo. Pero siempre quedará grabado el llegar a este momento con la bonita sensación de que, pase lo que pase, sólo por el camino con ella… ya habrá merecido la pena.
Estadio Rhein Energie (Colonia) | Final | Viernes, 21 de agosto de 2020 | 21:00 h.