Horas después de la brillante victoria ante el Athletic, llega el momento de poner la puntilla ante un rival necesitado.
Contra todo pronóstico, el gran partido realizado en Bilbao y la brillante (e inesperada) victoria que supuso, acaban de dejar en bandeja poder conseguir los objetivos antes de tiempo. Con tres victorias consecutivas y una jornada que ha acompañado en cuanto a resultados, llega la hora de poner el remate final. Tras la pérdida de la tercera plaza, se esperaba una reacción que parece que se ha conseguido.
En un partido que contó con las esperadas complicaciones de un rival áspero como es el conjunto vasco, una reacción de equipo grande hizo darle la vuelta al marcador. El triunfo conseguido ante el Athletic supondría un pasito más en la carrera por disputar la máxima competición continental. Además, se rompió así con años sin ganar en un estadio históricamente gafe hasta la pasada noche del jueves. Era la oportunidad idónea para descolgarse del resto de perseguidores, pues los rivales cada vez aprietan más.
Por su parte, el gran rival por la tercera plaza, el Atlético de Madrid, tuvo su primer pinchazo ante el Celta. Tras la racha de victorias ante Valladolid, Levante, Alavés y Mallorca, que permitió a los colchoneros alejarse en la clasificación llegaría un empate ante el conjunto celeste, que al ser aprovechado con una victoria, suposo igualar de nuevo en puntos a los madrileños.
La mayor amenaza se encuentra en un Villarreal que parecía descolgado este año de la pelea por las plazas europeas, pero que tras ganar varios partidos seguidos se ha reenganchado. Tras la escalada en la clasificación, los amarillos vieron frenada la racha con una derrota ante el Barcelona, pero gracias a la victoria ante el Gefate al término de la anterior jornada se colocaron a seis puntos puntos del que es por el momento el cuarto clasificado.
Se unen en esta lucha otros como Gefate o Real Sociedad, aunque ambos no se encuentran en su mejor momento de forma, pero la corta diferencia de puntos hace imposible confiarse.
Por su parte, el Mallorca se presenta este jueves inmerso en la lucha por la salvación. A tan sólo tres puntos de salir del descenso, son muchos los equipos pelando por evitar el billete para la categoría de plata, y la cercanía entre ellos hace que pueda pasar cualquier cosa.
La cercanía en la clasificación hará que vengan con la necesidad de ganar porque así de cambiante es el fútbol, donde en un visto y no visto, una racha de varios partidos seguidos te pueden cambiar el rumbo de una temporada tanto para bien como para mal.
Los bermellones han visto sus objetivos cambiados en un abrir y cerrar de ojos. De un descenso casi virtual, a tener la permanencia en la primera categoría al alcance de la mano, aprovechando las dudas de sus principales competidores.
El último partido clave para ellos, ante el Levante, caería de su lado de forma clara. Un encuentro que les permitió recortar tres puntos al Alavés, que ahora mismo cuenta con la última plaza que evitaría el descenso. Los vascos, a su vez, no pudieron con el Real Madrid, que obtendría una valiosa victoria para asegurar el liderato de los de Zidane, lo que aprieta aún más las cosas por abajo.
Será un partido bastante especial para el canterano Pozo. El de Huévar, suplente de Navas en el lateral en el primer tramo de temporada a las órdenes de Lopetegui, se marchó en enero a préstamo a tierras baleares durante seis meses, donde está contando con continuidad y minutos para demostrar su valía.
El último precedente entre ambos deja un recordado partido en Mallorca con el VAR de protagonista. Un encuentro muy claro que caería del lado visitante no exento de polémica, y que permitió irse a las vacaciones invernales con la tercera plaza atada en uno de los mejores momentos del curso.
Mucho ha llovido desde entonces. A día de hoy, Lopetegui está dosificando la plantilla, como es lógico dada la carga de partidos. Pero esto ha dejado a la vista la diferencia abismal entre algunos miembros de la misma. El equilibrio en el rendimiento de los futbolistas es crucial para mantener enganchados a teóricos titulares y suplentes, y más aún en un momento dónde es necesaria la presencia de todos, dada la carga física. Pero hay algunos que ni están, ni se le esperan. A años luz de alcanzar la dinámica del equipo.
La mala noticia se encuentra en la portería. El checo Vaclik, tras perderse el partido en Bilbao, y posiblemente algunos más, por la lesión sufrida en el último minuto de duelo ante el Eibar. Será el momento, por primera vez en toda la temporada en casa, de que Bono se ponga los guantes en el torneo doméstico. Ya se estrenaría en competición europea, y no hace falta recordar como terminó la historia. Eso sí, dejó buenas sensaciones en el último encuentro ante el Athletic, salvando el empate de Muniain en los últimos minutos.
Tras el gran partido de Banega, con gol y asistencia, no hay que descartar que el argentino vuelva a coger la camiseta de titular en detrimento de un Óliver Torres que vio el último partido desde el banquillo.
La duda está en la delantera, donde Luuk de Jong, que fue de la partida, y En-Nesyri, se repartieron minutos el último partido. El bajo rendimiento del marroquí y la poca fortuna de cara al gol hace más que probable la vuelta del holandés a la titularidad. Por su parte, Jesús Navas se encuentra apercibido para el partido.
El bloque creado por Monchi ha dejado sus luces y sus sombras. A grandes rendimientos, se unen grandes fracasos. Lejos de ser una plantilla amplia, no hay un nivel parejo entre unos y otros, transformándose el equipo en uno totalmente diferente en función de quién juegue.
Conseguir regularidad en puntos y juego se antojaba vital para despegarse de unos perseguidores que siguen apretando, y da la sensación de que el equipo se ha reencontrado.
El técnico vasco, con fama de precavido, buscará evitar sorpresas de última hora cuando todo parece encarrilado. Por ello, al igual que cuando entrenaba a la selección nacional y le quedaban pocos puntos para alcanzar los objetivos, no querrá que se dé nada por hecho hasta que no esté finiquitado.
Volver a ocupar una tercera plaza que ahora se encuentra al alcance de la mano, servirá de estímulo para encarar los últimos dos partidos con mayor tranquilidad y recuperar así ese sitio privilegiado en la tabla, sitio desde donde todo se ve más cómodo.
Al fin y al cabo, y a pesar de los vaivenes, el análisis más sencillo es que sólo falta una victoria para que Sevilla pueda volver a disfrutar de la máxima competición continental. Por lo que, cuánto antes llegue, mejor. Es el momento perfecto, que cuenta con las circunstancias idóneas para poner el broche final a la temporada. Un broche final que, aunque hay que ir a por él sin confianzas, cada día se encuentra más cerca.
Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán | Domingo, 12 de julio de 2020 | 22.00 h.